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miércoles, 22 de abril de 2009

El Monte Redoubt brinda a los habitantes de Alaska una muestra de lo que es vivir en la Luna


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El Monte Redoubt brinda a los habitantes de Alaska una muestra de lo que es vivir en la Luna

Cubriendo el paisaje campestre con ceniza volcánica áspera, abrasiva y electrostáticamente cargada, el Monte Redoubt brinda a los habitantes de Alaska una inesperada muestra de lo que es vivir en la Luna.

NASA

Abril 3, 2009: "Es muy fina, pero a la vez angulosa; los bordes afilados la hacen sentir áspera y abrasiva".
"Puede causar cortocircuitos y fallas en componentes electrónicos… y daño físico al equipo".
"Es mucho más abrasiva que la arena… raya cualquier cosa con la que tenga contacto..."
"....una verdadera molestia… se adhiere a todo: equipo, instrumentos, …es capaz de penetrar partes selladas, …agujeros de enchufes, partes de herramientas, ..."
Todos estos comentarios parecieran referirse a la misma sustancia molesta, pero no es así. De hecho, las sustancias a las que se refieren ni siquiera provienen del mismo planeta.
Los primeros dos comentarios tienen origen en Alaska, en donde las personas se enfrentan con la ceniza volcánica que despide el Monte Redoubt. Los dos siguientes provienen de la Luna, en donde alguna vez los astronautas de la nave Apollo tuvieron un problema similar: el polvo lunar.
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Derecha: El Monte Redoubt ha erupcionado al menos 19 veces desde el 22 de marzo de 2009. El fotógrafo Thomas Kerns, de Alaska, tomó esta imagen del volcán en acción, el 31 de marzo. [Imagen ampliada]

"La ceniza volcánica y el polvo lunar tienen mucho en común", agregó Carole McLemore*, del Centro Marshall para Vuelos Espaciales. "Ambos cubren y se pegan a todo tipo de cosas, son sucios, abrasivos, dañan equipos y vehículos, son susceptibles de cargarse eléctricamente y peligrosos si se los inhala".
"¡El Monte Redoubt está dando a los habitantes de Alaska una muestra de cómo es la vida en la Luna!"
Las historias que cuentan los astronautas y los habitantes de Alaska revelan algunas de las similitudes:
Charles Sloan, un hidrogeólogo retirado que vive en Anchorage, tuvo contacto directo con la ceniza. Estuvo presente en una de las erupciones pasadas del Monte Redoubt, en 1989; y recuerda un incidente particularmente desgarrador.
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"Un vuelo de transporte internacional (un avión grande) pasó a través de la pluma de ceniza caliente del volcán. La ceniza fue absorbida por los motores del avión y provocó que se apagaran, entonces ¡el avión cayó en picada!" Los 245 pasajeros que se encontraban a bordo del vuelo KLM 867 contuvieron la respiración aterrorizados. "¡El avión descendió más de 3 kilómetros (2 millas) antes de que la tripulación pudiera encender de nuevo los motores! Torpemente, realizó entonces un aterrizaje de emergencia en Anchorage".
"Ese fue el tercer incidente de esas características en un período de cinco años", agregó Tom Miller, ex director y ahora científico emérito del Observatorio de Volcanes de Alaska**, en Anchorage.
Pero regresemos a 1972. Los astronautas Gene Cernan y Jack Schmitt experimentaron sus propios problemas con el transporte cuando su coche lunar ("moonbuggy", en idioma inglés) perdió un guardabarro. Eso no parece ser un gran desastre si lo comparamos con un avión que cae en picada; pero cuando el polvo lunar está de por medio, incluso la pérdida de un guardabarro puede tener graves consecuencias.

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Arriba: Polvo despedido por las llantas del coche lunar conducido por el astronauta Gene Cernan, de la nave espacial Apollo 17. Cuando el guardabarro se cayó, se produjeron problemas graves debido a las altas plumas de polvo que se generaron; pero los astronautas resolvieron el problema usando cinta adhesiva: historia completa.

Un coche lunar sin un guardabarro arroja hacia arriba un penacho de polvo lunar (o "cola de gallo"), espolvoreando arenilla oscura y abrasiva sobre el vehículo y sus ocupantes. Los trajes espaciales blancos se oscurecieron por el polvo, transformándose de inmediato en superficies absorbentes de la feroz radiación solar en la Luna, sobrecalentando peligrosamente a los astronautas dentro del traje. Las partículas de polvo, con puntiagudas aristas, rayaban el cristal de los visores al limpiarlos, dificultando de ese modo la visión a través del casco. ¡Cuidado con ese cráter! Y además, el polvo lunar tiene una manera muy particular de inmiscuirse en las bisagras, escotillas y juntas, dejándolas prácticamente inservibles.
Los recursos con los cuales cuentan los astronautas, les permitieron reparar el guardabarro usando cinta adhesiva; sin embargo, incluso con las cuatro piezas, Cernan tuvo que quitar el polvo del vehículo en cada parada.
De vuelta en Alaska, Miller relata lo sucedido apenas la semana pasada, cuando el Monte Redoubt erupcionó de nuevo: "Perdimos tres estaciones sísmicas. La más cercana al volcán se 'cocinó' (probablemente debido a los rayos). Cuando se tiene una tremenda y poderosa explosión de ceniza, los movimientos violentos generan electricidad estática y, por lo tanto, rayos".

ver imagen Derecha: Rayos dentro de una nube de ceniza, con forma de remolino, sobre el Monte Redoubt, el 27 de marzo. Las partículas de ceniza que se rozan dentro de la nube (como calcetines sobre una alfombra) son, en parte, las responsables de la acumulación de carga electrostática. Crédito de la fotografía y derechos de autor: Bretwood Higman, Ground Truth Trekking. [Más información]

Las partículas de polvo sobre la Luna también tienen electricidad, al menos parcialmente, debido a la interacción con el viento solar. La Tierra se encuentra protegida del viento solar por el campo magnético del planeta, pero la Luna no posee un campo magnético global que la proteja de las partículas cargadas que provienen del Sol. Los electrones libres en el viento solar interactúan con los granos de polvo lunar y, en efecto, "los cargan". La carga electrostática causa que el polvo lunar se aferre tenazmente a todo.
Incluso a sus pulmones…
El astronauta de la nave Apollo 17, Gene Cernan, padeció el primer caso registrado de alergia extraterrestre. Esto ocurrió al quitarse el traje espacial, después de una caminata lunar. El aire se saturó con el polvo acumulado en el exterior del traje. "Sucedió de inmediato", comunicó a Houston por radio, y con la nariz afectada. "Tuve una gran reacción al polvo", recordó luego. "Mis cornetes nasales (las partes cartilaginosas de las paredes de mis cámaras nasales) estaban inflamados".
Algunos investigadores creen que respirar polvo lunar continuamente podría ser peligroso. Los afilados contornos de los granos de polvo son capaces de hacer diminutos cortes en la piel, de modo que fácilmente podrían quedar atrapados en el tejido pulmonar. La ceniza volcánica presenta un riesgo similar.
"En presencia de ceniza volcánica, se recomienda a las personas que utilicen mascarillas para bloqueo de partículas o que permanezcan en sitios resguardados", comenta Miller. "No es venenosa, pero quienes padecen asma o enfisema pueden tener problemas si la inhalan. Y quienes usan lentes de contacto tienen que quitárselas".

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Arriba: Paisaje lunar en Alaska. "Los detalles grises de la ceniza volcánica alrededor de la nieve me hacen recordar los cráteres de la Luna", comenta el fotógrafo Michelle Cosper, de Girdwood, Alaska. [Imagen ampliada]

Michelle Cosper, quien reside en Alaska, es una de las afectadas. "Mi garganta está estrecha e inflamada, y afuera huele levemente a sulfuro", informa desde el pueblo de Girdwood, el cual ha recibido una cubierta de ceniza de las recientes erupciones del Monte Redoubt. "Supuestamente no deberíamos pasear a nuestros perros o salir si no es necesario. Incluso los presentadores de los noticieros locales están usando máscaras".
EL polvo lunar y la ceniza volcánica causan muchos problemas similares, pero eso no significa que sean la misma cosa. La ceniza volcánica proviene de volcanes activos, algo que la Luna no tiene. En el caso del volcán, la roca líquida se descompresiona y es emanada en explosiones que emergen desde su boca, produciendo de este modo una mezcla de espuma de vidrio, además de micro y mini-cristales. El polvo lunar, por otro lado, es creado por meteoroides. Rocas espaciales impactan contra la superficie de la Luna, a cientos de miles de kilómetros por hora, derritiendo la corteza y convirtiéndola en vidrio que se rompe para formar piezas afiladas muy pequeñas.
La NASA regresará a la Luna en el año 2020. Gracias al Monte Redoubt, los habitantes de Alaska ya están teniendo una muestra de la nueva frontera.

 




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