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jueves, 23 de octubre de 2008

nazismo

En esta entrevista, Hermann Heidegger, el hijo del filósofo alemán, habla de los conflictos religiosos, los errores políticos y los amores de su padre. Además, niega que, durante una de las crisis del pensador, este hubiera intentado matarse.




En diversas ocasiones, Hermann, el hijo de Martin Heidegger, ha recordado la sentencia de su padre, de acuerdo con la cual la gente debería atenerse a su pensamiento y no a su vida privada. Sin embargo, la vida de Heidegger es cuestionada desde diversos ámbitos. En este contexto, es pertinente un diálogo con alguien que convivió con el filósofo.


Ahora bien, en 2005, Gertrud Heidegger, sobrina de Hermann, editó y publicó las cartas de Martin Heidegger a Elfride, su esposa y madre de su hijo. El libro se titula Mein liebes Seelchen! Briefe Martin Heideggers an seine Frau Elfride 1915-1970 . El contenido de las cartas trajo a la luz novedades de la vida del filósofo. Entre ellas, el hecho de que Hannah Arendt fue una de tantas relaciones amorosas que Heidegger sostuvo.


Asimismo, en el epílogo al libro de Gertrud Heidegger, Hermann confiesa que no es hijo biológico del filósofo. Se refiere a ello de la siguiente forma: "Como hijo legítimo de Martin y Elfride Heidegger, nacido en 1920, supe con apenas catorce años, a través de mi madre, que mi padre biológico era un amigo de juventud de mi madre y a la vez mi padrino, el doctor en medicina Friedel Caesar, que murió en 1946. Mi madre me hizo prometer en aquel entonces que no hablaría con nadie al respecto, mientras ella viviera, excepto con mi futura esposa. Yo cumplí mi promesa".



-¿Qué posición tiene usted respecto a esta publicación?


-Después de una larga confrontación con mi sobrina, llegamos al acuerdo de que yo tendría acceso a las pruebas de impresión. Cuando me hizo llegar el primer tercio que contenía una selección de cartas, que llegaban hasta el año 1920, me sorprendió ver que Gertrud había añadido comentarios entre las cartas. Por ejemplo, había uno que decía lo siguiente: "El matrimonio entre Elfride y Martin estaba en crisis". Pero esto no se deduce de la carta inmediatamente anterior, en la que M. Heidegger hace mención explícita del amigo de juventud de mi madre, el médico Friedel Caesar, de la siguiente manera: "Que Friedel te ama, eso ya lo sabía yo desde hace mucho tiempo". Gracias a los trabajos de corrección de las mismas cartas que yo ya había llevado a cabo entre los años 2000 y 2003, tenía conocimiento de una carta posterior, de 1956, en donde mi padre, Martin Heidegger, justifica sus relaciones extramaritales al escribir: "En aquella época acepté cuando me contaste lo de Hermann". Sólo a partir de esta última carta podría interpretarse si hay o no tal "crisis" que mi sobrina supone. Para evitar especulaciones acerca de lo ocurrido, le pedí a Gertrud que por lo menos escribiera una nota en donde indicara claramente que "Hermann Heidegger es el hijo biológico de este amigo juvenil de Elfride, Friedel Caesar". Eso se deduce de estas cartas y me lo dijo mi madre cuando yo tenía catorce años.



-Pero en el libro no hay tal nota.

-No. Cuando yo lo propuse, mi sobrina no aceptó; sin embargo, posteriormente sugirió que yo escribiera un epílogo al libro. Después de consultarlo con mi esposa, mis hijos y con familiares de las amantes de mi padre, consideré que lo mejor era hacer el epílogo y dejar que apareciera un libro que no tenía mi consentimiento. Finalmente, así es la vida. Con este libro salieron a la luz relaciones amorosas de M. Heidegger que hasta el momento no eran públicas. Sin embargo, el sensacionalismo editorial del otoño de 2005 ya ha pasado. Mientras tanto los investigadores serios continúan ocupándose del pensamiento del filósofo Martin Heidegger.


-En los albores del siglo XXI se puede valorar con mayor precisión el papel que ha jugado M. Heidegger en la historia de la filosofía. Al ver la extensión de su Obra completa [Gesamtausgabe], que abarcará 102 volúmenes, uno se pregunta si Heidegger tenía tiempo para su familia o para amigos. ¿Cómo conciliaba su padre el trabajo con la vida en familia?

-De ninguna forma puedo quejarme de Martin Heidegger como padre. Para mí siempre fue realmente un padre y yo tuve con él una relación de confianza extremadamente buena. En mi niñez la vida fue así: él trabajaba tremendamente y mi madre se ocupaba de que hubiera tranquilidad y silencio en la casa, por eso no podíamos invitar a otros niños a la casa ni gritar en el jardín, para no distraerlo de su trabajo. En la secundaria tuve algunas dificultades con latín y griego. Después de la cena, subía a su estudio y mi padre me aclaraba algunas cosas de griego y latín que mis maestros no hacían tan bien; de cualquier forma, cuando él me ayudaba, yo finalmente entendía. También se interesaba por lo que hacíamos, por nuestras excursiones con los niños exploradores y posteriormente por nuestra actividad en las "juventudes del Führer ". Además era muy deportista, de modo que íbamos juntos a esquiar o a remar. Esos son realmente hermosos recuerdos de los momentos que pasé con mi padre.



-Desde hace décadas, tanto la vida de Martin Heidegger como su filosofía han sido relacionadas con la religión en diversos sentidos. ¿Qué diría usted de la actitud de Heidegger respecto de la religión? ¿Era él un hombre religioso?

-Sí, ciertamente era un hombre religioso, en primer lugar, por su origen y formación. Luego, evidentemente fue influido por la religión durante su juventud y su época de estudiante universitario. Pero el rompimiento ocurrió relativamente pronto, cuando tomó su propio camino de pensamiento. La dificultad en aquel momento consistía en que no podía dar esto a conocer, pues de lo contrario hubiese perdido las becas y los apoyos de la Iglesia Católica, y también hubiese decepcionado a sus padres, que eran muy piadosos. Ya el hecho de haber contraído matrimonio con una mujer evangélica había sido una catástrofe para los padres. En la boda católica, en la catedral de Friburgo, no estaban presentes más que la pareja y los testigos. No asistieron los padres de los novios. Cinco días después contrajeron matrimonio evangélico en Wiesbaden.



-¿Y cómo percibió usted la relación de su padre con la Iglesia Católica?

-La pareja decidió bautizar a los niños en la Iglesia Evangélica y por ello mi padre fue excomulgado de la Iglesia Católica, pero siguió pagando sus impuestos eclesiásticos hasta su muerte. Cuando él estaba en Messkirch de visita en casa de sus parientes, asistía a la iglesia; sabía que para ellos eso era importante y no quería desilusionarlos. Abiertamente, nunca habló mal de la Iglesia Católica, sino que se separó de ella introspectivamente. Pero el arzobispo Gröber, a quien siempre respetó, siguió siendo su amigo paternal. También aquí, en la universidad, tuvo estrechas relaciones amistosas con teólogos; él siempre dialogaba con ellos, porque entre los teólogos católicos había quien tenía la disposición de aprovechar la riqueza del pensar de Heidegger.


Intento de suicidio

Continúa Hermann Heidegger: "En las biografías y conversaciones publicadas se habla de diversas crisis de Martin Heidegger. Como detonantes son nombrados especialmente la ruptura con la teología, la discusión sobre Nietzsche y la prohibición docente. La interpretación llega a tal grado, que se afirma que Heidegger pensó en el suicidio. Como ejemplo de tal interpretación, hay un texto que Otto Pöggeler publicó en 2002: «Desde 1937-38 Heidegger vio más detalladamente que Nietzsche mismo no había experimentado la profundidad del movimiento del nihilismo. Esa no fue una tesis para la discusión en una filosofía académica, sino un ajuste de cuentas con los propios caminos errados, tanto religiosos como políticos. De ese modo, Heidegger cayó en una crisis (como una vez al dejar el estudio de la teología o más tarde en el proceso de desnazificación ), en la cual cayó enfermo en casa, incluso buscó la muerte».

"Cuando leí eso, inmediatamente le dije: «Señor Pöggeler, por favor deje de decir esas cosas, eso no es verdad». Pero en la celebración del septuagésimo aniversario del cardenal Lehman, en Maguncia (2006), Pöggeler dio una conferencia y nuevamente repitió la tesis de que Martin Heidegger, a finales de los años treinta, expresó su deseo de quitarse la vida".

"En la sesión de preguntas me levanté y aseguré que eso era falso. En aquellos años estaba yo por concluir el bachillerato; es decir, vivía todavía en la casa de mis padres. Por entonces, lamentablemente debo decirlo, mi padre tenía relaciones amorosas con mujeres que no eran mi madre, pero ninguna idea de suicidio. Lo que es cierto es que en la discusión sobre Nietzsche mi padre llevó a cabo un trabajo intelectual muy duro, que le exigió mucho esfuerzo y le trajo nuevamente problemas cardíacos a finales de los años treinta. Eso es cierto, pero de suicidio ni hablar, todo, menos eso".



-Frecuentemente se menciona también una crisis de Heidegger a lo largo del proceso de "desnazificación" en 1946. ¿Qué ocurrió en realidad?

-De lo que no se habla, y ahora lo veo claramente, es de que también en esos momentos las amantes jugaron un papel importante en la vida de M. Heidegger. Y el matrimonio con Elfride nuevamente estaba en crisis. En aquella época, mi madre habló con él de manera muy clara, para que él diera por terminada una relación. ...se fue el detonante del colapso, como unos lo llaman, o altercado, como lo llaman otros.



-¿Qué tanto sabía usted de las relaciones de su padre?

-Yo conocí a algunas de las mujeres. Mi padre siempre me dijo: "La gente debe dedicarse a mi pensamiento, la vida privada no tiene nada que hacer en lo público". Eso me lo dijo y yo me mantuve en ello. Por supuesto que percibí con tribulación y preocupación por mi madre lo que ocurría; de algunas cosas me he enterado recientemente. Por ejemplo, un día tocó el timbre una mujer y me dijo: "El tema Heidegger para mí ya está cerrado. Aquí tiene las cartas". Yo no sabía quién era esa mujer, pero recibí una gran cantidad de cartas de mi padre dirigidas a ella. Las envié al archivo Marbach y están embargadas hasta el año 2046. Creo que en grandes personajes como Goethe, Picasso, Wagner, Benn, Mann siempre hay tales cosas, quizás eso es algo que pertenece simplemente a la vida, o precisamente en esos casos quizás sea un complemento o impulso necesario. Y ya que conocí personalmente a un gran número de aquellas mujeres, debo decir que todas ellas eran mujeres extraordinarias, tanto en el sentido intelectual como en el sentido del atractivo físico.



-¿Qué puede decir usted respecto de la relación de su padre con el nacionalsocialismo?

-Al respecto puedo decir algo con gusto. El 29 de julio de 1932, cuando Hitler estuvo en Friburgo, en una actividad proselitista en el estadio Mösle, asistió mi madre con sus dos hijos. Ahí vi por primera vez a Hitler. Mi padre no asistió. Dos días después, él votó por el partido de los vinicultores de Württenberg. Seguramente, por influencia de mi madre, votó por los nacionalsocialistas en noviembre de 1932 y en 1933. ...l no ingresó en el partido, como siempre se cree, el 1° de mayo, sino el 3 de mayo. La fecha de entrada fue retrasada porque el partido había obstaculizado el ingreso. Se afilió por petición y exigencia de quien era alcalde en esa época, el doctor Kerber, que también era coordinador regional. Mi padre hizo eso con la convicción de que podría manejar la universidad de manera más sencilla si tenía el apoyo del partido. Eso fue un error, es el error que uno con justicia le reprocha. Ya como rector en funciones, no sólo como rector designado, tuvo que nombrar a los decanos. Así, el 1° de octubre de 1933, nombró a algunos que no eran nacionalsocialistas, como el decano de la Facultad de Medicina, el socialdemócrata Von Möllendorff, quien un semestre atrás había sido obligado por los nazis a renunciar a la rectoría. Este hecho muestra claramente que Martin Heidegger no trabajaba junto con los nazis, sino que, al contrario, estaba muy distante de ellos. Cuando a finales de febrero de 1934 fue llamado a Karlsruhe y se le exigió la dimisión de los decanos Eric Wolf y Von Möllendorff, no queridos por los nazis, él se negó, y como protesta renunció a la rectoría. El error político de mi padre en la primavera de 1933 es indiscutible. Pero la aceptación de que se había equivocado está registrada en uno de los "cuadernos negros", con fecha de abril de 1934.



-Es sabido que usted convenció a su padre de que aprobara una edición integral de sus obras y que él lo nombró en su testamento responsable de la publicación. En este sentido, ¿podría indicarnos cuándo concluirá la edición?

-Espero llegar a ver ese final. Pero para ello debo vivir todavía algunos años. Si logro llegar a la edad de H. G. Gadamer o de E. Jünger quizá tenga oportunidad. El avance en la edición depende un poco de cómo trabajen los editores que se ocupan de la preparación de los volúmenes. Actualmente, hay quince volúmenes en preparación y quince todavía serán asignados. Depende pues del ritmo del editor. Por ejemplo, hay un profesor que preparó muy bien un volumen en dos años y en otro volumen trabaja desde hace diecinueve años y no lo puede concluir. También mi padre encargó que el concentrado de su filosofía, que él escribió en los así llamados "cuadernos negros", se publique al final de la edición integral. Estos cuadernos no serán tan difíciles de publicar como lo han sido algunas de sus lecciones y manuscritos.

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