maratón
En el año 490 a. de C., cuando los soldados atenienses partieron hacia la llanura de Maratón para entablar batalla con los persas, sus mujeres quedaron pendientes del resultado porque los enemigos habían jurado que, después de la batalla, marcharían sobre Atenas, violarían a sus mujeres y sacrificarían a sus hijos.
Al conocer esta amenaza, los griegos ordenaron a sus esposas que, si no recibían noticia de la victoria en veinticuatro horas, deberían matar a sus hijos y suicidarse enseguida.
Los griegos ganaron, pero la contienda les llevó más tiempo del que habían pensado, de modo que temieron que ellas ejecutaran el plan. Para intentar evitarlo, el general griego Milcíades ordenó a su mejor corredor, el soldado y atleta Filípides, que corriera hacia Atenas, situada a cuarenta kilómetros. Filípides recorrió esa distancia tan rápidamente como pudo y al llegar, apenas logró decir «Vencimos», y cayó muerto por el esfuerzo.
Sin embargo, Heródoto cuenta que, en realidad, Filípedes fue enviado antes de la batalla a Esparta para pedir ayuda, y que había tenido que correr doscientos cuarenta kilómetros en dos días.
Sea como fuere, unos tres mil cuatrocientos años más tarde, en 1896, en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, Filípides fue homenajeado con la creación de esta prueba cuya distancia era de cuarenta kilómetros, pero que desde 1908 está estipulada en 42,19 kilómetros.
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